Trabajo en Chapinero alto y si no voy en bici, mi medio de transporte por excelencia es Transmilenio. Muchos dirán que es muy lleno, que es lo peor, que esto y que aquello... Bueno, debo decir que me parece una maravilla el servicio ya que afortunadamente para mi, la ruta que me sirve solo la recorre los biarticulados, además de que siempre que llega a la estación donde empieza mi recorrido, va vacío... así que por lo menos para mi, funciona perfectamente y encantado, dejo de lado los interminables trancones bogotanos.
Y es gracias a este método de transporte que ahora utilizo, que he vuelto a disfrutar todas las rarezas que Bogotá tiene para ofrecer: Vendedores que se suben a Transmilenio a vender. Cantantes de rap que para que, improvisan muy bien. He visto al doble de Falcao yendo a trabajar. Gente extraña. Locales extraños. Carteles extraños... Mejor dicho, Bogotá definitivamente es una maravilla. Por si acaso, mi usuario de Instagram es a_como_a_mil. Sígame, ahí de vez en cuando pongo foticos de las rarezas que veo con el hashtag #Colombianodeapie. A continuación, algunas de esas cosas particulares:
Recapitulemos. El recorrido de mi bus pasa siempre por la esquina de la calle 69 con 14 y allí hay 17 letras que se roban toda mi atención: "Empanadas de la Cima". Tenía que ir.
Sábado de depresión post partido de nuestra selección, algo que solo puede medio arreglar una empanada (si, desafortunadamente el guayabo del sabernos eliminados era tan grande que ni una empanada podía arreglarlo al 100%). Fuimos a este lugar porque de esta marca había visto un par de locales, así que pues algo deben de tener bueno para ya ser una cadena. Llegamos allá e hicimos un pedido inicial: 1 empanada de carne para cada uno.
Inicialmente, pintaba buena la vaina. Se veían frescas y de buen tamaño. El relleno era papa criolla y carne desmechada, seguía pintando bueno el asunto. Habían una buena cantidad de salsas, lo que muy probablemente le iba a aportar al sabor. En resumen este lugar tenía mucho futuro hasta el primer mordisco...
Una empanada bastante regular de calidad. El relleno era arenoso y el sabor no era rico. Se sentían como empanadas crudas por dentro y sin sal. Una experiencia para olvidar porque la verdad, no tengo mucho más para decir de ellas.
Estas empanadas serán de esas que voy a borrar de mi disco duro y solo habrá registro por este blog. No fuimos capaces de pedir una segunda, porque ni para el beneficio de la duda nos alcanzó. Ni siquiera la buena oferta de salsas camufló el mal producto. Al final, mi guayabo de hincha de la Selección quedó peor que antes. Triste, sin la barriga llena y sin el corazón contento, nos fuimos a seguir llorando la eliminación del equipo más alegre del Mundial pero con la esperanza de que seguro volveremos a la máxima cita mundialista en Rusia 2018 y de que la próxima vez, encontraremos un sitio de empanadas que nos saque una gran sonrisa.
No, no y no.
Calificación:
1.5/5
Precios:
1.500 la empanada
Ubicación:
En la esquina de la calle 69 con carrera 14. Sobre la Caracas.
Lugar:
Carta
Tamaño
Relleno
Salsas
Vivo desde hace 15 años en Canadá. Mis visitas a Bogotá no son muy frecuentes y por eso cada vez que voy me como todas las empanadas, los pandeyucas y los pandebonos que puedo (y la lechona, los tamales etc.). De mis favoritas son las de Los Tronquitos (al lado de la clínica del Country, pero no las de pipian) y las de las Margaritas (las primeras que probé con mi abuelo). Bueno, mucha carreta.
ResponderBorrarQuería agradecerle porque me abrió el apetito con la descripción de la Caleñita. En marzo voy a Bogota, al salir del aeropuerto voy a coger un taxi dirección la Caleñita, los aborrajados y las bolitas con chicharron… y después me voy a saludar a mi mamà.