A esto me refiero:
Bueno, entremos en materia. En esta oportunidad no fueron empanadas lo que comimos. Fue hace algunos cuantos años, cuando la universidad hacía parte de mi día a día, que probé este lugar. Estudiaba yo en la Tadeo y mi papá trabajaba muy cerca de allí. Uno no sabe por qué, pero son ellos (los papás) los que siempre saben dónde se come bueno. ¿Tiene que hacer una vuelta en el 7 de agosto? Ellos saben de un restaurante famosísimo (pero que usted nunca había visto u oído en su vida) donde la comida es increíble. ¿Que le tocó llevar un hbecñjsd al Restrepo? Seguramente ellos conocen el lugar donde venden unos huesos de marrano que mejor dicho. ¿O que va de camino a la costa en carro? Pregúntele no más a su papá en cual pueblo y restaurante parar para desayunar buenísimo y bien trancao. Bueno, fue mi papá el que me presentó este lugar por el que probablemente había pasado cientos de veces y jamás me había dado curiosidad probar.
Comer comida de mar en Bogotá es difícil porque aunque amo esta ciudad, la verdad es que en términos económicos, cada día es más costosa. Y si le aplicamos a eso comer por fuera de la casa este tipo de comida (Que pocos son los lugares buenos), el bolsillo del colombiano promedio podría resentirse bastante. Pero en este lugar esa relación costo-beneficio es bastante equilibrada, por lo menos a mi juicio. Punto a favor.
Abajito de la carrera 7ma con carrera 22, en una esquina, está este lugar llamado "Brisas del Caribe", un pedazo de la costa atlántica en nuestra fría capital. Llegar acá no debería suponer un reto ya que hay varias rutas de acceso y ahora con Transmilenio moviéndose por la 3era y la 10ma, llegar es aún más fácil. En carro tampoco es complicado y cerca del lugar se puede encontrar un parqueadero vigilado. Caro, pero vigilado. Otra excelente opción es ir el domingo por toda la ciclorruta de la 7ma ya que casi que lo deja al lado del restaurante.
Este pequeño local de dos pisos vende comida típica colombiana de esta región costera del país. Soy sincero; allí solo he probado dos cosas, pero a juzgar por esa experiencia, podría hacer extensivo mi veredicto final. Esas dos cosas son: El coctel de camarones y la cazuela de mariscos.
La cazuela la venden en dos tamaños: Mediana y grande. Son esos platos de barro negros los cuales engañan bastante al ojo. Usted cucharea y cucharea y eso parece no tener fin. Todo esto para decir que ambos tamaños son bastante generosos dependiendo del hambre. Cuando el plato llega a la mesa, viene burbujeante de lo caliente, con queso encima y con un olor delicioso. Automáticamente la boca se llena de saliva y uno no puede aguantar las ganas de meterle una cucharada al plato para comer. ¡OJO! Corre el riesgo de pegarse un quemonazo duro ya que como dije inicialmente, este plato viene echando burbujas de lo caliente que está. Una vez está a una temperatura decente, este plato es sencillamente delicioso. No le sobra nada y no le falta nada. Lo sirven con limón, arroz, patacón y vaso de gaseosa (Si amig@ refinad@, este restaurante no es de etiqueta y sirven gaseosa en vaso desechable). Esto amigo lector, es uno de esos platos que recomiendo a ojo cerrado. De mis favoritos.
Lo otro que he comido acá es el coctel de camarones. También los hay en dos tamaños y ambos son igualmente generosos para su precio. Puede pedir uno pequeño para compartir si luego va a comerse una cazuela. Eso es lo que mi esposa y yo siempre hacemos. Para mi, tiene la cantidad exacta de salsas, cebolla, camarones, picante y todo lo que debe llevar un coctel. Dios... estoy tan antojado en este momento...
En fin. En pocas palabras, si lo suyo es comer rico sin importarle el lugar, este es el indicado. Yo voy con mi familia seguido y siempre siempre, salimos satisfechos y felices.
Lo malo: Ya no se puede caminar por el centro. Desde hace unos dos años para acá, los andenes han sido invadidos por una gran cantidad de personas vendiendo cualquier cantidad de basura que la verdad, han afeado bastante esta zona de la ciudad, convirtiendo esta experiencia, que antes era deliciosa el estar en el centro y caminarlo, en algo sumamente cansón y haciendo que uno vaya expresamente al mandado, léase, comer en este lugar. Lástima.
Conclusión:
DE-LI-CIO-SO. Lástima el estado del vecindario.
Calificación:
5/5 La comida y los precios.
1.0/5 El vecindario.
Precios:
17.500 la cazuela grande (con arroz, patacón y gaseosa)
13.500 la cazuela pequeña (con arroz, patacón y gaseosa)
11.500 ceviche de camarón grande (con galleta saltín)
9.000 ceviche de camarón pequeño (con galleta saltín)
Ubicación:
Por la 22 abajito de la séptima. Se puede encontrar fácilmente.
DE-LI-CIO-SO. Lástima el estado del vecindario.
Calificación:
5/5 La comida y los precios.
Por la 22 abajito de la séptima. Se puede encontrar fácilmente.
Lugar
Cazuela
Ceviche camarón
Carta
Ubicación